por Quim Pujol
Los seres humanos poseemos una escasísima inteligencia y unas habilidades perceptivas extremadamente limitadas. Eso hace que todo objeto que no encaje en una categoría configurada de antemano produzca ansiedad y rechazo. Por oposición, cualquier cosa reconocible y perfectamente categorizable nos alivia. El placer del reconocimiento.
¿Es la historia lineal o circular? ¿Tendemos hacia el progreso? A pesar de la dificultad para hallar modelos matemáticos que encajen con procesos históricos, está claro que la involución es una figura recurrente. Ningún avance puede darse nunca por sentado: tarde o temprano correrá peligro. Backlash, que se dice en inglés.
La Porta me ha encargado que escriba un texto sobre su proyecto Sobrenatural. Se trata de una serie de vídeos comisionados para mostrarse por Internet. Antes de sentarme a escribir, los visiono una y otra vez y constato la dificultad para hacerlos encajar en una categoría preexistente. Ansiedad y rechazo.
Delfín Colomé explica en 1989 que el éxito de Maurice Béjart se debe a que “sabe lo que hace y por qué lo hace. (…) Y lo hace porque –de acuerdo con el pensamiento sobre el que basa su acción- es el momento de hacerlo”.
Si el cine se inventa al final del siglo diecinueve, las posibilidades expresivas de este medio sólo se desarrollan a lo largo de las décadas siguientes.
Riefenstahl, Lang, Kubelka… Cada uno de ellos aporta un granito de arena en la exploración de este nuevo lenguaje. Si hacemos una analogía con Internet, debemos concluir que a pesar de los abundantes ejemplos de arte digital, el grueso de las posibilidades expresivas de este medio aún están por descubrir. Nadie de nosotros sabe todavía dónde conducirán proyectos como Sobrenatural. Algunos quizás desemboquen en exuberantes paraísos y otros en vías muertas. De lo que no cabe duda es que es el momento de hacerlo.
Al visionar/accionar los vídeos interactivos diseñados para la red por Olivier Otten en
http://selfcontrolfreak.com, nos preguntamos: ¿terminará la interactividad en los audiovisuales de la red cobrando el mismo protagonismo que el sonido en el cine?
A primera vista, el medio –Internet- parece obviable en algunos de los vídeos
de Sobrenatural. Quizás algunos de ellos sean tan sólo videoarte. Tras esta primera impresión, examino con más atención este material donde el medio parece carecer de importancia. De repente, cambio de opinión: hay algo distinto en estos vídeos. Algo que no depende de mi interpretación, sino de la situación en sí. Yo a solas con mi ordenador en casa. Estoy mirando estos
vídeos de forma diferente de como lo haría en una galería o en una sala de proyección.
¿Cómo afecta el medio de difusión a estas piezas? Al salir del espacio dedicado al arte, en un primer momento estoy tentado de acordarles menos valor a estos vídeos. Un cuadro no luce igual en el Reina Sofía o en una esquina en la vía pública. Una obra escénica no se lee igual en un teatro o en una estación de trenes. Al sacar estas piezas del espacio que se delimita para el arte, se liquida rotundamente su componente auréatico y exclusivo. Esto hace que el proyecto no sea fácil de comunicar ya que, debido a la falta de aura, las mentalidades más conservadoras probablemente afirmarán: esto no es arte.
Un país donde se trae a las grandes figuras que cambiaron la historia del arte como mínimo 20 años después de que lo hiciesen, un país donde todo lo que no cuadra en ninguna categoría clara en su sentido más tradicional -como “danza” o “teatro” o incluso “danza-teatro”- se arrincona porque resulta incómodo, un país donde la mayor parte de programadores e instituciones son incapaces de apostar por algo por lo que no haya apostado ya todo el mundo. Un país dominado por el placer del reconocimiento.
¿Cuál es la diferencia entre estas imágenes y los vídeos que circulan por Youtube? Algunas obras de Sobrenatural destacan por un riguroso planteamiento conceptual, otras por su compromiso social, o bien por su estudiada composición estética, o sino por elaboradas estrategias que provienen de la tradición escénica. No, no se pueden confundir estos vídeos con el grueso del material que habita Youtube. Sin embargo, una pequeña proporción de los vídeos de Youtube sí que ofrece características similares. Internet democratiza la difusión del arte y demuestra que todos podemos ser artistas sin tener que pedir permiso a nadie. Si Marinetti preconizaba a principios de siglo que había que quemar los museos, esta tarea se ha vuelto innecesaria: sus opulentas paredes se disuelven en el aire.
“(…) las consecuencias del ’92 fueron desastrosas. La época de la normalización había concluido y ello se celebró con un despliegue de fuegos artificiales que, al apagarse, dejó a la luz las carencias. (…) La creación contemporánea fue desatendida, y no sólo la creación contemporánea, sino
la producción escénica con voluntad artística y el mercado (es decir, el mercado de las subvenciones y los contratos públicos) fue poco a poco devorado por iniciativas comerciales, entre ellas las de empresas como Anexa, Focus, Pentación o Calendas”. José Antonio Sánchez, “Génesis y contexto de la creación escénica en España. 1978-2002”. Ningún avance puede darse nunca por sentado: backlash.
¿Cuál es la historia de una práctica escénica tan joven como Sobrenatural? En un artículo de Joan Abellán donde repasa brevemente la evolución de Albert Vidal, el autor explica que “uno de sus últimos experimentos [de Vidal] se ha podido ver a través de Internet entrando en el ámbito de la llamada presencia telemática, es decir, acción viva pero para ser observada en la intimidad de la pantalla del ordenador que en España experimenta María de Marías y que aún resulta difícil de clasificar”. A eso podríamos añadir los ensayos que Richard Foreman transmitía en directo por Internet mientras desarrollaba su última pieza en Nueva York, e infinidad de pequeños subgéneros audiovisuales que circulan por la red. Desde sinopsis de piezas,
a declaraciones de directores teatrales, pasando por toda una ristra de páginas Web donde la gente muestra su intimidad en directo sin pretensiones artísticas pero con un marcado carácter performático. Aún así, es una historia que está por escribir, en gran medida porque todavía no ha pasado.
Según el filósofo Gaston Berger (y padre de Maurice Béjart) “lo posible forma parte de lo real y somos responsables de su advenimiento”. De esta forma, “el futuro no es una simple promesa, sino una tarea que hay que cumplir”.
You need to be a member of dance-tech to add comments!
Join dance-tech